19 de abril de 2009

Salimos en el Universo

El jiu-jitsu brasileño se impone como una de las artes marciales que atraen a los guayaquileños. Por hobbie o disciplina niños, jóvenes y adultos han empezado a aprenderla.

Aunque se practica desde algunos años en el país, para muchos todavía constituye una novedad. Se trata de un arte marcial japonés que, basado en la defensa sin armas y sin golpes, gana cada vez más adeptos en Guayaquil. El jiu-jitsu se abre como una opción de deporte, disciplina o defensa personal, que puede ser aprendida por niños, jóvenes y adultos.

Academias de la ciudad como Bidokán (en la cdla. Kennedy) y Alliance (con tres escuelas en la Universidad Católica, La Garzota y Samborondón) cuentan con instructores nacionales y extranjeros especializados en este arte, que mezcla disciplina física y mental.

Juan Miguel Iturralde, quien dirige la academia Alliance en Samborondón y practica desde hace siete años jiu-jitsu, explica que es un arte marcial que no requiere fuerza ni de velocidad sino eficiencia.

“El objetivo no es lastimar con golpes solo llevar a la sumisión al contrincante, que es la desistencia voluntaria de la lucha”, indica.

Con el uso de los brazos y las piernas y empleando llaves se logra inmovilizar al otro luchador hasta someterlo, por eso no son necesarios los golpes, dice Leonardo Iturralde, quien al igual que su hermano Juan Miguel practica jiujitsu e imparte clases en su academia, ubicada en La Garzota.

En el jiu-jitsu la lucha comienza cuando ambos deportistas se agarran de las mangas de los quimonos con los que compiten hasta aplicar una llave para que el opositor se rinda. La técnica busca derribar al oponente y mantener una lucha en el suelo con llaves de brazos y piernas.

El contrincante se rinde mediante tres palmadas en la colchoneta, verbalmente o por un grito. En la competencia hay rounds y tiempos para cada pelea.

Leonardo y Juan Miguel se vincularon a la disciplina porque no implica violencia y puede conseguir grandes logros sin fuerza. Ellos con otro de sus hermanos, Francisco, han ganado medallas y títulos fuera del país (como el de campeones panamericanos).

En el país se enseña el jiu-jitsu brasileño o Gracie jiu-jitsu que es más competitivo y deportivo y no se enfoca tanto en la defensa personal ni en el uso de armas. La disciplina fue desarrollada por Helio Gracie, quien creó un estilo propio basado en el principio de que la técnica es más importante que la fuerza.

De ahí que Juan Miguel considere que lo más difícil para empezar a practicar jiu-jitsu es pensar de la forma que este arte requiere, “que no es una lucha de fuerza ni de velocidad sino de tener ciertos principios que una vez que se adquieren permiten aprender”. La clave: tener claro que no gana el más fuerte ni el más rápido.

A las academias la gente va por curiosidad, por un afán de aprender defensa personal o por deporte. En promedio unas 45 personas al mes se inscriben para entrenar jiu-jitsu. Los horarios son variados, al igual que la edad de los alumnos. Hay niños desde 4 años hasta adultos que pasan de los 50.

Fernando Soluço, un brasileño que entrena y enseña jiu-jitsu en la Academia Alliance de la Universidad Católica, impartía la técnica a dos niños el pasado miércoles. En la noche, en cambio, lo hizo con un grupo de jóvenes que practica con frecuencia la disciplina.

La mayoría de los alumnos se motiva a aprender porque se puede practicar sin lastimarse.

Víctor, de 30 años, se vinculó hace cinco años a esta disciplina. Practicaba muay thai (un arte marcial tailandés en el que se aplican golpes), pero por influencia de un amigo que practicaba jiu-jitsu decidió probar. Le gustó más porque no hay lesiones y requiere de mucha disciplina para aprender.

“Enseña al estudiante valores y le demuestra que no es solo de dar golpes y patadas. Lo interesante es que tiene que haber una contra a la llave que has aprendido para que te liberes”, cuenta él.

Él practica dos días a la semana, una hora y media. Lo que más le costó en un principio fue alcanzar flexibilidad. Ahora quiere aprender más técnica y participar en competencias. Lo hace por deporte, aunque reconoce que alguna vez lo puso en práctica en peleas. Y le dio resultado sin usar la fuerza. (K.V.)

Mayor información se obyiene en las academias Bidokán llamando al teléfono 228-0710, y Alliance, en el 603-7285.

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